32 DATOS
Una pequeña recopilación de los personajes y las historias que dejaron
su huella en esta Mansión.
Un centenario árbol, un molle probablemente tan antiguo como la
primera construcción realizada, se yergue en un pasaje lateral de la
casona.
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En las parcelas aledañas, llegando al nivel de la ribera del río
Socabaya, se encuentra un pequeño bosque con más de 150 árboles que
rodean de naturaleza las terrazas de la casona.
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La hacienda Huasacahe, donde se levanta la Mansión, fue vendida
en 1785 a la familia Goyeneche en 720,000 reales.
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Uno de los óleos más destacados es el Camino al Calvario, de autor
anónimo, que data del siglo XVIII. Llaman la atención los personajes
con rasgos claramente mestizos vestidos con mucho colorido.
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La cama con dosel es de bronce labrado a mano y de origen mexicano,
por este motivo, lleva grabado como adorno principal el escudo de
este país.
Los Jesuitas ocuparon la Mansión por casi 200 años, tiempo en el
cual el inmueble se usó como Casa de Ejercicios y a su vez casa de
descanso. De aquí salieron gran cantidad de misioneros que fundaron
las controversiales misiones de Paraguay, Argentina, Alto Perú y
Chile.
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El ingreso principal es por el zaguán, donde la altura de la bóveda
ha sido determinada por un jinete blandiendo su lanza.
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Destacada representante de la arquitectura arequipeña, la planta de
la Mansión es un cuadrilátero compuesto por una sucesión de cuartos
rectangulares organizados alrededor de un patio rectangular.
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La ventana arequipeña es un elemento profundo, con vano pequeño
para no restar soporte al muro que resiste el empuje de la bóveda.
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Invisible a la vista, la Mansión tiene un esqueleto de concreto
armado que ha sido vaciado en tramos de 4.5 metros en todas las
paredes, haciéndola resistente a fuertes sismos.
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El Rey Carlos III decretó la expulsión de los Jesuitas de España y
sus colonias. Destaca un retrato del Rey en óleo sobre lienzo
ubicado en el comedor principal.
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Detalle curioso, la Mansión guarda un sillón y baqueta de origen
Europeo, usados por los hermanos Vargas en las escenografías de sus
famosas fotografías.
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Más de 40 cuadros, muchos de ellos óleos de la escuela cusqueña,
forman parte de la colección de la Mansión.
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El trabajo de reconstrucción de la Mansión fue inaugurado por el
presidente Fernando Belaunde, el año 1980 y calificado por él
mismo como “una de las obras particulares de reconstrucción más
meritorias en muchísimos años”
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Los colores tradicionales de la arquitectura arequipeña están
presentes en la Mansión: Azul añil, rojo tierra y ocre amarillo, son
renovados anualmente siguiendo una fórmula antigua en base a cal
viva, miel de cactus y tintes naturales.
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Libros pertenecientes a la familia Goyeneche y al obispo Goyeneche,
forman parte de los objetos históricos de la mansión.
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La Mansión del Fundador es un monumento arquitectónico que muestra
el estilo de vida de la Arequipa en los siglos XVIII y XIX.
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José Sebastián de Goyeneche y Barreda, obispo de Arequipa entre
1816 y 1860 conocido por su dureza y avaricia, heredó y pasó parte
de su vida en esta Mansión.
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La representación de la Santísima Trinidad como tres personas
físicamente iguales, fue desaconsejada por el Concilio de Trento
(1545 – 1563). Sin embargo, en la escuela cusqueña se continuó
representando a la Trinidad de esta manera a pesar de la reforma
católica.
El juego de sillones y sillas estilo victoriano con influencia Luis
XV, fue mandado a fabricar en Arequipa por un caballero limeño con
motivo de su boda con una noble arequipeña. Dicho matrimonio nunca
se realizó y pasó por varios propietarios antes de llegar a la
Mansión.
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En la Mansión se puede observar la evolución de la cocina: cocinas
de barro y de hierro fundido, avances técnicos como el moledor de
café y las pailas de cobre que inicialmente fueron de arcilla.
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La pequeña capilla, dedicada a San Francisco Javier, fue
construida por los Jesuitas y alberga un antiquísimo retablo de
pan de oro.
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Paños de Flandes, terciopelos de Toledo y tafetanes de Granada,
preciosidades del viejo mundo que atesoran los interiores de la
Mansión.
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En los salones de estar se alimentaba una vida de fervor religioso,
expresada por la iconografía de santos y escenas bíblicas.
09
Para reconstruir la vida en la casona, se han recolectado objetos
para suplir los ausentes, así, podemos ver instrumentos musicales o
simplemente piezas de uso doméstico e íntimo del siglo XVIII y XIX.
08
A fines del siglo XIX durante la Guerra del Pacífico Arequipa fue
ocupada por las tropas chilenas, quienes tomaron la Mansión dejando
un mural en una de las habitaciones donde permanece impresa la
imagen de un soldado.
07
La familia Goyeneche ocupó la casona como enclave de dominación de
sus tierras en el valle de Socabaya, transformando y refaccionando
el complejo en el palacio de sillar que apreciamos hoy en día.
06
La casona contiene una gama de mobiliario doméstico de fines del
siglo XVIII y el XIX, desde piezas importadas de Europa – Asia y
mobiliario elaborado por artesanos latinoamericanos en carpintería,
metalurgia y piedra labrada.
05
En el siglo XVIII la Mansión pasó a manos de la Compañía de Jesús,
quienes edificaron la capilla y modificaron la casona
reconstruyéndola varias veces a causa de los terremotos que asolaron
la ciudad.
04
La cultura europea trajo consigo nuevas especies, siendo una de
las más interesantes el caballo, que no solo transportó a los
hombres por valles, bosques, sierras y arenas, sino que también
fue un arma de dominación y control.
03
Garcí Manuel de Carbajal, el primer Teniente Gobernador y Capitán
de Arequipa, dejó en herencia a su hijo Diego de Carbajal sus bienes
-entre ellos la propiedad que dio origen a la actual Mansión.
02
Los churajones, antigua cultura que se desarrolló en la zona,
dejaron sus huellas, especialmente en cerámica, en sitios cercanos a
la Mansión.
01
atos históricos de los personajes, la
arquitectura y las piezas
que le dan
vida a la Mansión.
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